La "tecnología de vigilancia emocional" ayuda a los jefes a identificar cambios en los estados de ánimo de sus empleados para poder modificar sus períodos de descanso, una tarea concreta o incluso mandarles a casa. La tecnología funciona colocando sensores inalámbricos en los gorros de los empleados que, combinados con algoritmos e inteligencia artificial, detecta incidencias en los niveles de ira, ansiedad o tristeza.
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