Insultar al otro en la gran fiesta de la diversidad es intolerable y contradictorio. Pero Arrimadas se sale por peteneras haciendo culpable al Gobierno. No es obligatorio instalarse en la crispación como seña de identidad. Hay otras formas de hacerse perdonar su giro a la derecha. A sabiendas de que cualquier bandazo de este tipo siempre tiene consecuencias políticas y que de ellas no se puede culpar a Sánchez ni a su ministro del Interior.
|
etiquetas: arrimadas , orgullo , marcha , ciudadanos