Cuando nació, sus padres sufrían un problema de adicción a las drogas y sólo su abuela podía hacerse cargo de él. En ese momento, la Junta y el Ayuntamiento de Cádiz hicieron que Ana eligiera entre su hijo y su nieto. “Elegí a mi nieto y eché de mi casa a mi hijo enfermo, algo que nadie sabe lo doloroso que es. En la calle, mi hijo se enganchó aún más. Ahora, gracias a Dios, está recuperado. La madre del niño está en un centro intentando salir de las drogas. Por eso Iván y yo siempre hemos estado juntos, desde el mismo día que nació".
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