Asociaciones vecinales exigen "respecto y civismo" a los visitantes, el Ayuntamiento limita los picnics en el Obradoiro y dice estar "preocupado por el malestar" y los pisos turísticos dificultan el alquiler de larga duración en una ciudad sometida a fuerte presión turística en el primer verano sin restricciones derivadas del coronavirus y en Año Santo.
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