No sé yo si los almerienses podrán meterse las manos en los bolsillos cuando vuelvan a salir a la calle después de la cuarentena. En el mundo que precedió al coronavirus, en Almería, era habitual saludar a alguien agarrándolo del brazo o dándole una palmada en la espalda. Era una forma clásica de mostrar cariño. «Hombreee, ¿cómo estás?». (Plas, plas). Las conversaciones estaban acompañadas de pequeños golpecitos. Al hablar era común ir soltando unos manotazos en el brazo del que escuchaba. De poquito en poquito.
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