Nunca quise que todo acabara tan mal

Aquél fue el último beso. Me miró a los ojos sabiendo que no nos veríamos más. No sé si en esa mirada había pena o alivio. Yo nunca quise que todo acabara tan mal.

No aguanté lo que vino después y me ahorqué. Alguien inventó, para denostarme, que había recibido treinta denarios.