Joan Colom, fotógrafo catalán (1921-2017) no nació, exactamente, con una cámara debajo del brazo. Contable de profesión, aprendió fotografía de forma autodidacta y se colgó su primera Leika cuando ya contaba con 36 años. Lo que comenzó siendo una forma de evadirse de los quehaceres profesionales y familiares le acabó convirtiendo en uno de los mejores fotógrafos callejeros del siglo XX, un, como le gustaba denominarse a él mismo: “notario de la época”.

En los Países Bajos, donde vivo, la vida ha vuelto a su antigua rutina desde que se administró la tercera vacuna a principios de este año. Los holandeses valoran su libertad más que nadie y no temen ser vistos. No es exagerado decir que para ellos las máscaras han sido una crítica, o incluso un tabú, desde el punto álgido de la epidemia de corona, cuando era obligatorio llevarlas. Ahora es casi imposible ver a ningún lugareño con mascarilla. Ya no se informa del número de infectados en las noticias diarias...

Pocos fotógrafos han logrado provocarme una impresión tan grande y por largo tiempo como los proyectos fotográficos de Eikoh Hosoe. Por esta razón voy a dedicarle una publicación separada de sus trabajos más representativos.
Hosoe ha entendido y explicado muy bien el resultado de la fotografía con la unión de la acción humana y mecánica fotográfica.