Arqueólogos de la Universidad de Aberdeen resuelven, en un artículo publicado en la revista GeoJournal, que ambos sitios se erigieron como ofrenda a los dioses para tratar de darle la vuelta a un periodo climático extremo registrado a finales del tercer milenio antes de Cristo. Holme I fue erigido, según los expertos, aprovechando en el solsticio de verano, cuando tradicionalmente el cuco dejaba de cantar y partía hacia el “Otro Mundo”.