Gollum, Sauron y otros formidables villanos de la Tierra Media se vuelven aún más siniestros en el arte de IA de El Señor de los Anillos inspirado en Studio Ghibli.

El estudio no ha sobrevivido tras el desastroso lanzamiento del juego protagonizado por Gollum. Después de que el juego de El Señor de los Anillos: Gollum se convirtiera en el primer juego suspenso de AlfaBetaJuega tras presentar fallos que incluso impiden finalizar la aventura, el título fue criticado por numerosos medios y ha acabado convirtiendo el título en el peor valorado del año, siendo muy posible que también haya tenido un desastroso estreno en ventas. Aunque Daedalic Entertainment ha prometido corregir el juego tras pedir perdón...

(...) Durante la escapada de The Beatles a Risikesh (India), el productor de la banda, Denis O’Dell, remitió a los muchachos unos ejemplares de El señor de los anillos. Y les propuso llevar la novela al cine con un reparto demencial: David Lean o Stanley Kubrick se situarían tras la cámara y, ante ella, Harrison interpretaría Gandalf, McCartney a Frodo y Starr a Sam mientras Lennon sería bendecido con el papel más importante, el de Gollum.

Solía caminar a cuatro patas fuera del plató cuando rodábamos 'El señor de los anillos". Pasé mucho tiempo preparándome para ello [como Gollum]; salía a caminar a cuatro patas durante horas. De vez en cuando entraba en contacto con otras personas, así que tenía que fingir que estaba buscando algo. Es justo decir que es un buen método. No creo que hubiera podido manejar la clase de fama que despertó 'El señor de los anillos' si hubiera sido más joven. Tenía treinta y tantos años cuando explotó.

En El señor de los anillos, Frodo Bolsón no concluye completamente su misión. Gollum, celebrando el éxito con absoluta torpeza, resbala con el poderoso Anillo Único hasta caer en la lava volcánica de las Grietas del Destino. Sauron, el villano que da nombre a la novela, es destruido por un oportuno traspié; lo que nunca podrían haber conseguido los grandes héroes y ejércitos ocurre por el nimio detalle de un resbalón.