Mi trabajo me ha permitido escuchar muchas excusas para justificar la inacción estatal frente a la desigualdad de género, la exclusión, la discriminación, y la violencia. Comentarios como “la igualdad genera desigualdad porque ahora se les favorece a las mujeres y se deja de lado a los hombres”; “las mujeres son las culpables de su situación porque crían a hombres machistas”; “con esas políticas la tortilla se está volteando en contra del hombre”, entre otras.