Lo que sucede después de colocar una bola de metal al rojo vivo sobre un disco de hockey es completamente... decepcionante.

El título de la entrada, corresponde al próximo libro de Allen Frances, una de las mas importantes autoridades en el mundo de la Psiquiatría. Abre una reflexión, un debate, que lleva en pie de guerra durante mucho tiempo enfrentados al ámbito de la Psicología con el de la Psiquiatría. El motivo que me ha animado…

David Nutt, catedrático de neuropsicofarmacología del Imperial College de Londres y ex-asesor en materia de drogas del gobierno británico, haga algo para evitarlo. A comienzos de este año presentó dos nuevos fármacos que simulan la sensación de borrachera sin los lamentables efectos que la acompañan y que reducen el impacto del alcohol. La eterna pregunta de si tomarte o no una copa de vino más aunque sea domingo por la noche y no hayas lavado la camisa buena para el día siguiente, ha sido resuelta

Investigadores de la Universidad de Cornell han tratado con éxito a ratas diabéticas mediante el diseño de una cepa de Lactobacillus, una bacteria con forma de vara común en el intestino humano, resultando en niveles de glucosa en la sangre hasta en un 30 por ciento más bajos.

Un equipo de científicos norteamericanos acaba de descubrir un medicamento que podría borrar el dolor asociado a la reminiscencia de episodios traumáticos, según publica la revista Nature. Conocido como "Gilenya" y empleado comúnmente para tratar la esclerosis múltiple, este fármaco se uniría a la lista de fármacos “amnésicos” que aún deben ser testados en profundidad pero que, en un futuro cercano, podrían enfrentarnos a un mundo en el que el sufrimiento dure cuestión de minutos

Padezco de estres y al leer este artículo me ha surgido la necesidad de compartirlo. Suelo tomar pastillas y me parece interesante lo que se plantea. Me gustaría se abriera un debate por profesionales de la psiquiatria que puedan arrojar información sobre este tema que hoy en día , desgraciadamente afecta a una alto número de personas.

No sabe de régimen y las medicinas se limitan a un ligero somnífero para conciliar el sueño. Nada extraño de no ser porque Evaristo Fernández cumplió ayer 106 años en su casa en Ría de Abres, en el municipio lucense de Trabada (1.268 habitantes).