La Sociedad Imperial de Historia Natural de Moscú aceptó, en 1836, como nuevo miembro a un inglés experto en fósiles. El Zar Nicolás I, después de recibir, para el Museo de San Petersburgo, una extraordinaria colección de fósiles del caballero, promovió al recién llegado al título de Doctor Honoris Causa en Derecho Civil por la Universidad de San Petersburgo. Todo el proceso casi terminó en un problema de política internacional cuando se descubrió que el nuevo miembro de la Sociedad y Doctor Honoris Causa era una mujer.