Hasta ahora los órganos artificiales impresos en 3D a partir de células madre de los pacientes se encontraban con un problema: eran demasiado pequeños para ser funcionales porque las células del interior terminan sin un flujo de oxígeno. La técnica SWIFT del Instituto Wyss de Harvard y HSEAS soluciona el problema al inyectar "tinta sacrificable" que no daña las células vivas, y que puede generar trazados que simulan la forma de los vasos sanguíneos. Al calentarse a 37º deja una red vascular para oxigenar. En español:
bit.ly/2lGHHVe