Y es que los vehículos que se enganchan a Internet para ofrecer al conductor desde mapas personalizados hasta su música predilecta o la posibilidad de comunicarse con sus más allegados sin infringir las normas de circulación no son únicamente un compendio de ventajas. También tienen sus inconvenientes, o al menos presentan una serie de riesgos informáticos que hay que solventar.
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