La sensación inmediata es la de cierta inquietud: servicios, sí, reducción de incertidumbre o de riesgos, de acuerdo, pero… ¿qué hay “al otro lado”? Lógicamente, a poco que lo razonemos, la sensación no debería ser muy superior a la que nos produce tener un sistema de alarma con cámaras como hay cientos de miles instalados en el mundo:
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