Cincuenta años después de la llegada del hombre a la Luna, y casi 60 de la misión de Yuri Gagarin, la era espacial se olvida de la carrera entre bloques por lanzar sondas y se abre a la exploración de la mano de la empresa privada. Los emprendedores se están haciendo con las órbitas bajas, una sección del espacio relativamente virgen y de más fácil acceso. La ausencia de regulación y el apetito empresarial hacen florecer nuevos modelos de negocio galácticos.
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