Uno de ellos parecía tener como principal actividad atender las dudas de los clientes. Un segundo estaba por libros legales junto a las estanterías en la que se vende alcohol, para pedirle un documento identificativo a cualquier persona que pudiera remotamente parecer menor de 21 años, que es la edad legal mínima para comprar bebida en Estados Unidos. Finalmente, el tercer empleado, simplemente, rellenaba los estantes.
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