Durante dos siglos su concha ha sido uno de los objetos de historia natural más preciados y valiosos del mundo. Hasta 1957 apenas se conocían un par de docenas de especímenes de este caracol marino, lo que dio lugar a múltiples leyendas. Uno de esos ejemplares históricos se conserva en la colección de Malacología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y durante mucho tiempo permaneció en la caja fuerte de un banco para evitar su robo.