Hay 2 desiertos únicos donde la presencia del agua es tan impresionante como inesperada, en Brasil y China; por su belleza y singularidad son Patrimonio de la Humanidad. En el noreste de Brasil los Lençóis Maranhenses es un desierto de 1500 km2 de dunas blancas; en temporada de lluvias los valles entre ellas se llenan con miles de lagunas de agua dulce color turquesa. El desierto de Badain Jaran, en Mongolia Interior, China, tiene dunas de 500 m y lagos permanentes con agua subterránea emergida. En ambos hay peces y otras formas de vida únicas.