En este contexto, Belfast quedó como un auténtico «territorio comanche»: la huida por sus calles de James Mason, líder del IRA acosado por la policía en Larga es la noche (1947), un magnífico noir de Carol Reed, no es muy distinta a la odisea, a través de un barrio católico, del soldado británico que se queda atrás en la no menos reseñable ‘71 (Yann Demange, 2014). Ambas son producciones cien por cien británicas, y la segunda transcurre apenas unos meses antes de aquel trágico Domingo Sangriento, que desataría la venganza del IRA.