Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. (Traducción en #1)

Pasiones hay muchas y la del científico avícola Bruce Glick eran los pollos, más precisamente un curioso órgano ubicado en la cloaca, la cavidad abierta al exterior para la expulsión de desechos. Su interés despertó una tarde de otoño de 1952 cuando Glick estaba haciendo su doctorado en la Universidad del Estado de Ohio, EE.UU.Había acudido a su tutor a preguntarle el nombre de una glándula que acababa de remover del trasero de un ganso.

La ciencia en general explicada para todos en palabras de Fabricio Ballarini. Hace unos días la revista Lancet junto a la OMS ha publicado una serie de datos que sería rebueno que los conozcan, que los analicen y que actúen en consecuencia.

Tras estas breves y desgarradoras últimas palabras de despedida dedicadas a un soldado caído en acción seguramente os imaginéis una de tantas historias románticas de amores cercenados por las tragedias de la guerra. Y efectivamente, estáis en lo cierto. Pero si os digo que quién las escribe es otro soldado llamado Brian, el tema adopta un cariz más interesante. Y si además le añadimos que los hechos sucedieron hace más de setenta años, durante la Segunda Guerra Mundial, posiblemente ya haya captado vuestra atención.