¿Por qué se reestructuran las deudas en lugar de no pagarlas cuando llegan a ser tan agobiantes que impiden el crecimiento y la población las considera “odiosas”? En esencia porque repudiar tiene elevados costes. A los deudores les interesa mantener su reputación frente a los acreedores porque significa tipos de interés más bajos en el futuro. [..] Sin embargo, los deudores siempre terminan pagando, generación tras generación. Los estados soberanos no quiebran. Eso lo saben los prestamistas.

Todo empezó en 1991, cuando el Club de París agrupó a los acreedores internacionales de Polonia y decidió reducir la deuda de esta nación de Europa del Este en un 50 %, dedicando un 10 % de la deuda restante a la inversión medioambiental, a condición de que el resto se devolviera antes de 2010. Era la primera iniciativa de este tipo, pero recibió una respuesta positiva de muchos acreedores de Polonia.