Tomó la primera fotografía de un muerto, en 1974, a los tres días de haber sido contratada como fotógrafa por el diario L’Ora. “El primer homicidio nunca te abandona… Fue en el campo. Comencé a temblar. Nunca había visto algo como aquello. Cuando llegamos allí el cuerpo llevaba varios días. El olor era terrible. Había un olivo y el viento esparcía el olor. Creía que el cuerpo se iba a mover. No lo hizo. Esto fue el comienzo de una historia que duró diecinueve años”, cuenta la artista en el documental La fotógrafa de la mafia.

Per visitare l’ossario rivolgersi al guardiano nella casa di fronte. Así recuerdo el cartel que figuraba a la entrada del cementerio de los italianos en el Puerto del Escudo. Seguramente mi primer texto en italiano. Una señal inequívoca de que la guerra había pasado por allí. Excursiones del colegio, alguna parada en los viajes a Burgos… Pero a las ocurridas en combate hay que añadir las ejecuciones de los días siguientes y solo en la capital se estima una cifra de 18.000 prisioneros...

Letizia Battaglia (Palermo, 1935) es la gran dama de la fotografía italiana, aunque surja de los bajos fondos, del periodismo de sucesos y de su lado más oscuro, la mafia. Es considerada, a secas, la fotógrafa de la mafia.

Entre los 70 y los 80 vivimos la edad de oro del cómic adulto en España, cuando nos llegaron las obras de grandes autores como Hugo Pratt, Richard Corben, Guido Crepax… Sin embargo, las generaciones actuales han olvidado, casi por completo, a aquellos grandes artistas. Menos mal que de vez en cuando se rescata la obra de alguno, como Dino Battaglia, del que se publica Cuentos y leyendas (Ponent Mon).

Letizia es mundialmente conocida por su trabajo sobre la mafia de Sicilia, durante mas de 20 años documentó lo asesinatos del grupo criminal sensibilizando a la sociedad y mostrandoles la barbarie de éstos. Se convirtió en el azote de la mafia y consiguió incluso su respeto. Reconocieron su compromiso y amor por Sicilia y decidieron dejarla tranquila.

En la localidad italiana de Ivrea se celebra uno de los carnavales más curiosos de Europa. Esta ciudad piamontesa dedica los tres últimos días a la Battaglia delle Arance, una festividad que consiste en tirarse naranjas. La batalla de frutas se remonta a 1808, pero tiene raíces más profundas que llegan a las revueltas contra la tiranía de la Edad Media.Los cítricos han sustituido ahora a las piedras que el pueblo lanzaba al tirano y sus soldados, subidos en carros. Sólo se libran de recibir un buen naranjazo los que llevan un gorro rojo.