La idolatría literaria desata largas colas para conseguir un libro firmado por un escritor, aunque hay espabilados que buscan hacer negocio: un título de García Márquez firmado se vende por 500 €. "Nosotros hemos visto de todo. Incluidas declaraciones de amor a escritores y casi hasta propuestas de matrimonio" "Hay situaciones absolutamente increíbles: hay mujeres que le entregan bragas a su admirado escritor; lectores que no se despegan de la caseta en la que firma ejemplares una autora y, la persiguen por todo el Parque del Retiro...

La rúbrica de un personaje público cobra otra dimensión cuando esta se comparte con sus seguidores o personas más cercanas. Hoy, cuando los selfies parecen haber reemplazado a los autógrafos, volver a estos últimos tiene un valor especial.

El croata Joseph Mikulec viajó por todo el planeta y consiguió la mayor colección de autógrafos del mundo, calculándose que reunió más de 30.000 firmas y dedicatorias de todo tipo de personajes de las tres primeras décadas del siglo XX. Hoy en día nos es totalmente desconocido, pero que hace un siglo (entre principios de la década de 1910 y mediados de 1930) llegó a convertirse en un personaje sumamente popular y a quien la prensa de prácticamente todo el planeta le habían dedicado una gran cantidad de artículos.

Conocida como cámara autográfica, o suplemento autográfico en su versión como accesorio, permaneció en el mercado entre 1914 y principios de los años treinta, aunque el sistema autográfico no tuvo mucho éxito. Hoy día hasta la cámara digital más simple registra una gran cantidad de metadatos, desde el nombre del archivo hasta la fecha, información geográfica y, en las cámaras de mejor calidad, auténticos mamotretos de datos que guardan información de todo tipo, por ejemplo con la especificación EXIF

Unos clásicos en esto de cobrar a los fans son los actores de la saga Star Wars. El autógrafo que siempre ha estado más cotizado es el de Mark Hamill. Es muy raro que se deje caer por convenciones de fans. Contaron en un programa de La Órbita de Endor que hace años acudió a una convención en Inglaterra donde estuvo firmando y sacándose fotos con fans como un descosido durante dos días. El motivo era sacar tela para poner en marcha un proyecto. Contaban que en esa ocasión cobró unos 200 € por foto y autógrafo.

Pero la magia que nos vende la factoría Disney tiene un precio. Si sus parques son lugares en los que la felicidad y otros sentimientos edulcorados se cuentan por toneladas, no es gracias a la improvisación. Todo está calculado, hasta el más mínimo detalle, razón por la que trabajar en estos paraísos para niños y no tan niños implique acatar una serie de normas que, en algunos casos, son bastante peculiares.