Sobre las 15,30 del 23 de enero de 1995, hace ahora 25 años, el concejal Gregorio Ordóñez almorzaba con sus ayudantes, María San Gil y Enrique Villar, en el restaurante La Cepa, en la Parte Vieja de San Sebastián, cuando el etarra Javier García Gaztelu, Txapote, le disparó un tiro en la nuca. ETA abría una nueva etapa en su estrategia terrorista: la “socialización del sufrimiento”, la extensión de sus ataques habituales a policías y militares a políticos, intelectuales, constitucionalistas, jueces y periodistas.