Hoy en día, cuando puedes comprarle una camiseta de “Thrasher” o “Los Ramones” al señor Amancio Ortega sin la necesidad de haber ojeado nunca la revista (eso en el supuesto de que el comprador sepa que se trata de una revista de skate) ni de haber escuchado una canción del grupo en la vida, o cuando ves a gente paseando un Penny bajo el brazo -¡nunca patinándolo!- y si les hablas de Sancheski te inquieren si es alguna bebida vasca,… Decía, en estos días absurdos, el diseño personalizado, la exclusividad...