El monte de Quintanar de la Sierra (Burgos) es un ejemplo vivo de que la convivencia entre los hombres y la explotación maderera de los bosques es posible, e incluso beneficiosa para la naturaleza. Fueron muchos los oficios cuya actividad se desarrollaba en estas grandes masas forestales, y que con su aprovechamiento económico ayudaban a mantener limpio y fértil su interior. Entre otros estaban los pezgueros, unos hombres que arrancando las viejas raíces de los pinos para elaborar la pez facilitaban la regeneración de los árboles nuevos.