Las películas coreanas disfrutaron de una “edad de oro” desde fines de la década de 1950, y durante la década de 1960, pero ya durante la década de 1970 las mismas eran consideradas de baja calidad. Para el 2005 Corea del Sur se había convertido en uno de los pocos países en los que se ven más películas domésticas que extranjeras, gracias en gran parte a las leyes que imponen límites al número de películas extranjeras que pueden ser proyectadas en las salas de cine cada año.