La historia de Pedro González, la “bestia” de las islas Canarias que inspiró el cuento francés de La bella y la bestia y cuya vida da para película. Los hechos que inspiraron dicha narración son reales y tienen por protagonista a un tinerfeño. Se llamaba Pedro González, y era hijo del mencey (el jefe) de una tribu guanche.
Su nombre, Julia Pastrana. Una mujer mexicana nacida en 1834 que en realidad padecía una enfermedad rara: hipertricosis generalizada congénita con hiperplasia gingival, lo que le hacía tener pelo por todo el cuerpo y un pronunciadísimo prognatismo.
Desde hace generaciones, los Aceves sufren hipertricosis, más conocido como el síndrome del hombre lobo. Una condición genética que los ha convertido en parias, marginados, desempleados e incluso en atracción de un circo.