En un principio el equilibrio en el mediterráneo se mantenía gracias a la cohesión que se permitía la existencia de tres potencias preponderantes en en esta zona, Micenas una de ellas, ejercía su influencia en el centro y norte de Europa gracias a la utilización de las vias de comunicaciones y su comercio con los pueblos del norte con el Ámbar y los metales preciosos, el cobre y sobre todo con objetos de prestigio como eje de su política expansiva.