Aislada del lodo marino y bautizada en honor a Prometeo, el titán que creó a los humanos del barro, esta arquea llamada "Prometheoarchaeum syntrophicum’ aporta nueva información sobre la aparición de la primera célula eucariota. Su particularidad es que en su superficie cuenta con unas largas protuberancias, a menudo ramificadas, de las cuales un estudio especula que podría valerse para capturar las bacterias de las que obtiene los sustratos que necesita para sobrevivir, y que acabaron por formar parte de la propia arquea.