Hoy, 23 de julio, las asociaciones de personas usuarias de cannabis de la ciudad de Barcelona reciben un nuevo embate judicial que las aboca de nuevo a la inseguridad y al acceso a la sustancia mediante los mercados ilícitos y la criminalización, como ya sucedió cuando el Tribunal Constitucional suspendió la Ley 13/2017, del 6 de julio, de las asociaciones de consumidores de cannabis.

Varios amigos me han comentado que es el momento de plantear una pequeña cartera de empresas cannábicas. El potencial ahora mismo está en U.S.A. (empresas fuertes punteras de California y Colorado) más las que estén detrás con la distribución en estados en los que está aprobada su legalización. También las de Canadá aunque sólo unas pocas tienen la posibilidad de distribuir ciertos productos. Siempre distinguiendo mucho entre medicinal y recreacional y empresas dedicadas a ello de forma específica o que abarcan ambas.

EL CÓDIGO CANNÁBICO Existen toda una serie de comportamientos pautados que voluntariamente han ido construyendo unas formas de conducta que disciplinan a los fumadores que se adscriben a ella, estoy hablando del hasta ahora mal-escrito en otras partes: Código cannábico.

Como venimos informando desde hace semanas, la inminente regulación de asociaciones cannábicas en Cataluña y, de forma mucho menos drástica, en País Vasco, ha provocado diferentes formas de proceder por parte del poder judicial, las diferentes fiscalías y su brazo ejecutor, la policía.