En esa época había unas leyes suntuarias de vestimenta que afectaban a los judíos y les prohíbían el uso de sedas, brocados y tejidos lujosos, eliminaban algunas prendas tradicionales (aljubas, turbantes, etc…) de posible origen o influencia andalusí (para el caso hispanojudío) y obligaban a que hombres y mujeres usaran vestimentas cristianas siempre realizadas en telas de colores oscuros y lisos (azules, marrones, negros, rojos), así como prendas específicas.