Comprobamos que el pinsapar, a pesar de episodios de sequía cada vez más intensos, presentaba una importante respuesta de resiliencia al proceso de decaimiento. La actividad fotosintética ha aumentado a partir de principios de los 2 000, la proporción de árboles de gran diámetro no ha cambiado en 2020 significativamente desde 2003 y la cobertura arbórea del pinsapar puro se ha incrementado.

Los árboles de Navidad que decoran las casas durante estos días no son abetos, pese a que muchas veces se denominen de esta manera. Son coníferas del género Picea e, igual que la costumbre de adornar el árbol, provienen del centro de Europa, aunque ahora se cultivan en viveros en España para su uso ornamental.

Una investigación liderada por el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) y la Universidad Pablo de Olavide pronostica una alarmante reducción en el crecimiento de bosques reservas de la biosfera ante los eventos extremos y el cambio climático. Algunos bosques de abetos mediterráneos se encontrarían en grave peligro de extinción ante estos fenómenos de sequías extremas.

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Cada año, después de Reyes, las calles y callejones de muchas ciudades se llenan de abetos de Navidad. El año pasado, quise averiguar de dónde venían todos esos árboles y saber cuál era su experiencia.