Aunque es común encontrar el sicomoro en muchas partes del mundo, el origen de este peculiar espécimen de ancha corona y cuerpo grisáceo está en Egipto, donde era considerado el árbol sagrado que proporcionaba cobijo y alimento a los muertos. No se sabe si es por su forma, coronada por una bruma verde de gran tamaño, o por la espesura de sus hojas, que daba sombra y cobijo ante el cegador e implacable Ra. O quizá por la resistencia de su madera, que hizo que el sicomoro se convirtiera en el material perfecto para elaborar sarcófagos.