La tecnología ya no puede entenderse sin las mujeres, tampoco en su entorno más libre, el mundo hacker. Sin embargo, resulta complicado pensar más allá del estereotipo que marcó el personaje de Lisbeth Salander: simplemente, no nos vienen a la mente más ejemplos. Pero los hay, más cerca de lo que imaginamos. De hecho, la primera programadora del mundo fue una joven que vivió en el siglo XIX: ella halló la solución para que la histórica máquina de calcular de Charles Babbage pudiera funcionar.