Viendo los rostros de los participantes en los Sanfermines, sus risas compulsivas, sus miradas alucinadas, en ese delirio de gritos, cantos, alcohol y crueldad, que dura toda una semana en Pamplona, me pregunto si hemos avanzado algo en civilización y protección de los derechos humanos desde 1928, cuando la Liga Protectora de Animales y Plantas logró su primera victoria consiguiendo que se pusieran petos a los caballos en las corridas.