Hace algunos años, los investigadores tenían que echar mano de lo que tuvieran al alcance con tal de probar y demostrar teorías, es así como hemos sabido de algunos experimentos que al día de hoy pueden parecer extraños, o bien, simplemente no entendemos cómo fueron creados. Tal es el caso de los pilotos de la Segunda Guerra Mundial, que como parte de su entrenamiento tenían que soportar fuertes ráfagas de viento en la cara, porque así, era la única forma de comprobar si un piloto soportaría que la cubierta de su cabina se desprendiera...