La libertad de la mujer no se mide en centímetros de tela. Probablemente sea la foto de los Juegos, probablemente la hayas visto ya una docena de veces por tus redes. Dos atletas, dos países, dos culturas, un mismo deporte... Quizás lo más positivo del espíritu olímpico sea esa manera de integrar, de mezclar las culturas bajo una mismas normas, un mismo campo de juego y con el arbitraje de un deporte universal. Lo que no consiguen ni los políticos ni las religiones lo hace el deporte. Pero hay algo más.