Por un lado, el trabajo humano es la única fuente del valor y de la valorización del capital, o sea, del plusvalor. Pero por otro lado, el proceso de acumulación discurre en una fatal dinámica determinada por la tendencia objetiva —independiente de la voluntad de los capitalistas— a desplazar trabajo humano por la maquinaria. Así, según avanza el proceso de acumulación a través de los sucesivos períodos de rotación, el aumento de la inversión de capital adicional en medios de producción, va siendo progresivamente mayor que la parte del trabajo.