"No hay nada paranormal en lo que hago", dice Banachek. En la mesa, una cuchara retorcida, un tenedor doblado y otro con un diente separado del resto unos 40 grados. Inutilizados por arte de magia. Estaban como nuevos cuando los ha cogido de una mesa del NH Deusto, el hotel donde se aloja durante su fugaz visita a Bilbao dentro de una gira por clubes de ilusionistas españoles.