Guardaba en un mueble del salón los cuadernos con las notas de todos los alumnos a los que dio clase durante cuatro décadas. Emma Castelnuovo, matemática y profesora de secundaria,los conservó durante toda su vida en su piso de Roma en el que falleció el pasado domingo a los cien años de edad. Hasta muy avanzados los 90, también los guardó en su memoria. Como a ella misma le gustaba destacar, no había más que mencionar el nombre de uno de sus estudiantes, con los que mantenía una estrecha relación, para citar incluso el año en que le dio clase.