Aunque no dejan de cantarnos las excelencias tecnológicas que se aplican a las zapatillas deportivas, con sistemas de amortiguación, cámaras de aire y materiales que se ajustan al movimiento, lo cierto es que no existe evidencia sólida de que estos hitos del calzado deportivo prevengan las lesiones cuando corremos. Por si esto fuera poco, las zapatillas deportivas más caras pueden ser incluso peores que las zapatillas deportivas más baratas.