En el estudio que Diana De Lonzor realizó en la Universidad de San Francisco, encontró que el 17 por ciento de los participantes llegaba crónicamente tarde, y entre ellos se repetían algunos patrones: tendían a posponer más las cosas pendientes y sufrían más dificultades relacionadas con el autocontrol y la atención. A partir de esta modesta investigación (participaron 225 personas), De Lonzor agrupó a los llegatardistas en siete categorías: productivos, distraídos, los que apuran hasta el último momento...