El artista alemán de renombre internacional siguió involucrado de cierta forma en el arte político después de su inmigración a los Estados Unidos en 1933, y a pesar que su obra sufrió un cambio radical no dejó de ser ese artista cercano a la política. Grosz se lamentó desde la distancia el avance del fascismo en Europa, sobre todo el triunfo del nacionalsocialismo, el artista presagió un nuevo apocalipsis: la segunda guerra mundial, además, se preocupó por la guerra civil en España.