De entre todos los alienados de las obras cervantinas destaca con preeminencia la figura de Don Quijote, cuyo trastorno mental, engranaje fundamental de la novela, ha sido motivo de múltiples estudios desde el siglo XIX. Decía Pedro Laín Entralgo que “muchos y muy diversos entre sí… han sido los curiosos que han tratado de visitar a Don Quijote para preguntarle realmente lo que es, según lo que de él nos dice su creador”.