El bioquímico se incorporó en enero de 2018 al laboratorio 4141 de la Universidad de Barcelona, como investigador principal con un grupo propio, en el que poco después entró su esposa. Juntos identificaron sustancias características en el líquido cefalorraquídeo humano, útiles para el diagnóstico de demencias rápidas. El científico ahora fallecido empezó a encontrarse mal y pidió la baja en noviembre de 2020. Tras filtrarse entre sus colegas que sus síntomas eran compatibles con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, exigió privacidad absoluta y..