"Nos la hemos cargado nosotros mismos", lamenta Alberto Martínez-Ortí, director e investigador del museo, quien asegura que "no ha venido nadie de fuera a extinguir esta especie única en el mundo" y acusa a las administraciones competentes en la materia de conservación de no haber dedicado los recursos suficientes para recuperarla y evitar este fatal desenlace. "Ahora todo el mundo quiere el caracol vivo, pero eso tenían que haberlo pensado antes", explica.