Los huevos que encontramos a la venta en los supermercados tienen una oscura historia detrás: la cría de de pollos tradicional descarta básicamente la mitad de los pollos criados, que no sirven ni por no poder poner huevos ni por crecer suficientemente rápido. ¿La solución hasta ahora? Sacrificarlos: se estima que 4600 millones se destruyen cada año al no compensar económicamente. Ahora, un grupo de investigadores alemanes han ideado un proceso que permite determinar el sexo de los huevos a los nueve días de ser fertilizados.