Los agujeros negros supermasivos en el universo infantil ya se alimentaban y comportaban igual que los actuales, según las observaciones del telescopio espacial James Webb en un brillante objeto fruto del material que cae dentro del agujero: el cuásar J1120+0641, uno de los más distantes y antiguos conocidos.Los astrofísicos han estado tratando de explicar cómo esos agujeros negros en épocas tempranas del universo ganan su extraordinaria masa. Los nuevos resultados, publicados en la revista Nature Astronomy
dx.doi.org/10.1038/s41550-024